La cocaína es la droga del capitalismo, es su sangre. Le da vida, su razón de ser, son consustanciales.
La cocaína es la droga del capitalismo, es su sangre. Le da vida, su razón de ser, son consustanciales. Mata lentamente si la comparamos con otras drogas Se afanan vanamente, banalmente, en decir que persiguen su producción, pero existe producción porque hay demanda y no demanda porque hay producción.
A diferencia de otras drogas que adormecen como el opio, la marihuana, la heroína, la cocaína es la droga por antonomasia para producir lo improducible. Para sonreír e ir bien vestido, como los ejecutivos londinenses donde la crisis económica incrementó, en la City, el 25% el consumo de cocaína.
No se puede ser competitivo, productivo, acostado en una cama, fumando opio, horas y horas. Riendo con un cigarro de marihuana mientras se ven moscas volando o tirado y sin dientes con una inyección de heroína.
La cocaína va bien con los trajes a rayas, las faldas ajustadas y los collares discretos de perlas. No se te caen los dientes, ni adelgazas como un cadáver ni te impide levantarte. Basta una esnifada para comerse el mundo, querer subir y bajar las torres gemelas por las escaleras y alejar de todo escrúpulo la vocación de crápula bien vestido.
El Estado español tiene el mayor consumo de cocaína del mundo. No es que sean unos ases en los negocios, que no lo son ni fueron ni serán nunca. Pero hay algo consustancial entre los pieles rojas y el whisky y los españoles y la cocaína: les gusta “pasarlo bien” siempre. Después de copiosas comidas, abundantes siestas, horarios laborales del pleistoceno y productividad del paleolítico, los españoles descubrieron el bienestar y la soportable levedad de ser cocainómanos.
Un informe de la ONU en 2007* alertaba de que el Estado español había superado a los EUA en consumo de cocaína y que cuadriplicaba la media europea, así, de cada cinco cocainómanos, uno esta en el Estado español; el 20% de los adictos de toda Europa.
El consumo estos últimos diez años ascendió desde el 1,6% hasta el 4%, un porcentaje al que no llega ningún otro del centenar de países analizados por la ONU.
Ese porcentaje es cuatro veces superior a la media europea, 0,75%, y más del doble que el del consumo en Europa occidental, 1,2%, de acuerdo con los datos del informe. Este avisa de un incremento más que notable del consumo en los colegios, del 7,2 % en 2005, frente al 6,2% de 2002 y al 1,8% de hace una década.
Pese a conformar un serio problema, la población anestesiada en ese marasmo de juerga-fútbol-televisión, alcohol y drogas sigue viendo en estas “anestesias” una única salida, al desempleo y a la falta de expectativas en la vida.
Las noticias daban cuenta de la caída del Muro y la desaparición de la República Democrática Alemana, mientras tratan de convencer a sus más de cinco millones de drogadictos (cannabis, cocaína, alcohol, antidepresivos…) que vivimos en el mejor de los mundos posibles.